Cuando pensamos en el Mediterráneo, inevitablemente lo asociamos con la brisa del mar, la luz cálida y los sabores frescos. En ese contexto, el vino blanco ocupa un lugar privilegiado. En Bodegas Ontinium, nuestros blancos, elaborados bajo la D.O. Valencia, son la mejor compañía para pescados, mariscos y arroces, pilares de nuestra gastronomía.

El vino blanco Capitán Julián, con su combinación de Chardonnay y Moscatel, refleja la esencia de esta tierra: aromas florales, notas cítricas y un frescor que invita al disfrute. Su equilibrio lo convierte en el compañero ideal para una dorada al horno, unas gambas a la plancha o un arroz de marisco recién hecho.

Los pescados blancos, como la lubina o el lenguado, agradecen vinos ligeros, con buena acidez, que limpien el paladar y realcen su sabor natural. En cambio, los mariscos —especialmente los crustáceos— encuentran en los vinos blancos con un punto aromático un contraste exquisito: el toque floral del Moscatel potencia el dulzor del marisco sin enmascararlo.

Los arroces, tan característicos de la cocina valenciana, merecen una mención especial. Desde un arroz a banda hasta un meloso con sepia y alcachofas, el vino blanco D.O. Valencia aporta frescura y armonía, ayudando a que los matices del plato se expresen con claridad.

Un buen consejo: servir el vino blanco entre 8 y 10 °C, en copa de cristal fino, y dejar que respire unos minutos antes de degustarlo. Solo así se apreciará toda la complejidad de sus aromas.
Y si el entorno acompaña —una comida al aire libre, una mesa con amigos, una paella al sol— el momento se convierte en una experiencia completa.

El vino blanco de Ontinyent no solo marida con la comida, sino con el estilo de vida mediterráneo: ligero, luminoso y auténtico. Porque cada sorbo nos recuerda que la sencillez bien hecha es, a veces, la forma más pura de elegancia.