Hay vinos que invitan a detenerse, a dejar que el tiempo pase despacio y a disfrutar de cada trago con calma. Los vinos tintos con cuerpo son precisamente eso: vinos que se saborean. En Bodegas Ontinium, nuestros tintos elaborados con variedades como Monastrell o Tempranillo son perfectos para maridar con carnes rojas, guisos tradicionales y quesos curados.
Estos vinos se caracterizan por su estructura, sus taninos presentes y su persistencia en boca. Al primer sorbo, despliegan notas a frutas maduras, toques de madera, cacao y especias. Son vinos que llenan el paladar, ideales para acompañar platos intensos y con carácter.
Una buena carne roja, como un entrecot o un solomillo a la parrilla, encuentra en este vino el compañero perfecto. Los taninos ayudan a limpiar el paladar de la grasa natural de la carne, mientras que la potencia aromática del vino realza los matices tostados y ahumados del plato.
En los guisos y estofados, donde las salsas, el tiempo y las especias crean profundidad, el vino actúa como puente entre los sabores. Un Monastrell con cuerpo resiste la intensidad del plato y aporta equilibrio. El resultado es una combinación redonda y reconfortante, perfecta para los meses más fríos.
El maridaje con quesos curados también es un clásico. Quesos de oveja o manchegos envejecidos armonizan con la potencia del vino, generando una experiencia gustativa intensa y elegante. Aquí el secreto está en la temperatura: servir entre 16 y 18 °C, para que el vino respire y muestre toda su complejidad.
En cada botella de vino tinto con cuerpo de Bodegas Ontinium hay una historia de paciencia: la de la tierra, la del viticultor y la del tiempo de crianza. Son vinos que piden calma, conversación y buena compañía.
Porque hay momentos que no se miden en horas, sino en copas compartidas.

